La deuda no financiera se refiere a todas las formas de endeudamiento (distintas a las financieras), tales como los compromisos adquiridos con bancos multilaterales; créditos bancarios; préstamos o financiamientos comerciales; deuda con contratistas y proveedores; así como acreencias reconocidas en procesos de arbitrajes y demandas legales.
A diferencia de la deuda financiera, la no financiera se genera de una transacción entre un pequeño número de agentes financieros de forma privada o cuasi privada y no dispone del mismo grado de liquidez en los principales mercados financieros internacionales. Por lo tanto, su canje también ocurre de forma privada o cuasi privada entre un número muy limitado de agentes económicos.
Al cierre de 2023, la deuda no financiera de Venezuela representó el 44% del total, al situarse en al menos USD 71.170 millones. Pero su identificación y análisis resulta más complejo.
La composición de la deuda no financiera de Venezuela está estrechamente relacionada con la política de control económico que implementó el gobierno de Hugo Chávez y continuó su sucesor, Nicolás Maduro.
Aún está fresca en la memoria de muchos venezolanos la imagen del primer mandatario revolucionario con altavoz en mano decidiendo la confiscación, expropiación y nacionalización de empresas trasnacionales que tenían años operando en diferentes sectores de la economía nacional, pero que se convirtieron en piedras de tranca para la construcción del llamado Socialismo del Siglo XXI. Compañías extranjeras de sectores tan variados como el agrícola, el minero y el petrolero dejaron de operar en Venezuela y muchas terminaron demandando al país ante instancias internacionales.
De ahí que la deuda no financiera con mayor peso en Venezuela es resultado de la violación de compromisos comerciales con contratistas y proveedores de servicios, así como de la confiscación de propiedades y empresas por parte del Estado, que han sido objeto de procesos de arbitraje internacionales y posteriores acciones judiciales.
Dentro de la deuda no financiera también se cuentan los compromisos de la estatal Pdvsa con socios de las empresas mixtas (Chevron, Eni, Repsol, Cyprus Limited y otros) por el incumplimiento de los contratos conjuntos; así como la deuda bilateral con países que integran el Club de París, instancia de discusión entre acreedores oficiales conformada por 22 países que buscan soluciones coordinadas y sostenibles para naciones con problemas de pago.
La deuda no financiera de Venezuela está integrada además por los créditos asumidos por el Banco Central de Venezuela con el Fondo Latinoamericano de Reserva y finalmente la deuda con dos bancos multilaterales: Banco de Desarrollo para América Latina (CAF) y Banco Interamericano de Desarrollo (BID).
Entre los acreedores de la deuda no financiera destaca China. Con este país se adquirieron importantes compromisos en el marco de acuerdos bilaterales que se intensificaron luego de la creación de la Comisión Mixta de Alto Nivel Venezuela – China, al margen de la Oficina Nacional de Crédito Público y en su mayoría acordada para ser reembolsada con envíos de petróleo.