La corrupción en la gestión y negociación de la deuda puede introducir múltiples riesgos que afectan tanto al proceso como a los resultados de la reestructuración. En este especial se incluyen unas consideraciones mínimas de transparencia que buscan reducir el aprovechamiento irregular de información privilegiada, los conflictos de interés, entre otros riesgos de corrupción como los siguientes:
1. Desvío de fondos por malversación. Fondos destinados a pagar la deuda o a financiar reformas pueden ser desviados para uso personal o para beneficiar a grupos específicos.
2. Manipulación de términos. Funcionarios corruptos pueden negociar términos que favorezcan a ciertos acreedores a cambio de sobornos, en detrimento de una reestructuración justa y equitativa, beneficiando a unos pocos, perjudicando a la mayoría de los acreedores y al país en general.
3. Pérdida de legitimidad. Una gran percepción de corrupción ante la comunidad internacional dificultará futuras negociaciones y el acceso a mercados financieros. Los ciudadanos pueden perder la confianza en su gobierno, lo que puede llevar a inestabilidad política y social.
4. Presión de intereses de empresas o gobiernos extranjeros pueden influir en el proceso de negociación para obtener términos favorables, comprometiendo la soberanía del país deudor. Es clave la selección y transparencia de los intereses de los negociadores para evitar que tenga conflictos de intereses que no se alinean con los mejores intereses del país deudor.
5. Ineficiencia y retardos. Tanto las demoras en la negociación como las decisiones subóptimas pueden estar relacionadas con la imposición de intereses personales, en lugar de análisis técnicos y económicos sólidos.
6. Impacto en la economía real a causa de distorsión en las prioridades. La corrupción puede llevar a que los recursos se asignen de manera ineficiente, afectando negativamente la economía real y el bienestar de la población, al no responder a las necesidades de desarrollo y reducción de la pobreza, exacerbando las desigualdades.
7. Litigios y sanciones. La corrupción puede llevar a litigios internacionales y sanciones, lo que agrava la situación financiera del país.
Como se ve, la falta de transparencia y de mecanismos que mitiguen los riesgos de corrupción en la gestión de los fondos puede generar desconfianza entre los acreedores y otros actores internacionales. Para mitigar estos riesgos, es crucial implementar mecanismos robustos de transparencia y rendición de cuentas, como los que presentamos en este informe, involucrar a instituciones internacionales y fomentar la participación de la sociedad civil en el monitoreo del proceso de renegociación de la deuda.
De hecho, una de las principales lecciones que deja la crisis de la deuda pública luego de la pandemia, es la necesidad de fortalecer la transparencia en la gestión y renegociación de esa deuda, incluso, con mecanismos de participación de la sociedad civil, comunidades vulnerables e incluso, víctimas de violaciones de derechos económicos y sociales producidas en el marco de crisis económicas.