La reestructuración de deuda es un proceso complejo y estratégico, que involucra múltiples aspectos técnicos, legales, financieros y políticos. Un primer listado de desafíos más comunes incluye:
1. La diversidad de acreedores, pues la deuda está en manos de una combinación de tenedores privados (bancos, fondos de inversión, empresas) y públicos (otros gobiernos, organismos internacionales), y cada grupo de acreedores tiene diferentes prioridades y niveles de tolerancia al riesgo. Todos con intereses contrapuestos.
2. Condiciones financieras en la negociación, incluye modificar tasas de interés, plazos de vencimiento y montos de principal, y demás términos de los distintos tipos de la deuda. Además, los acreedores pueden exigir garantías adicionales o colaterales como parte de la reestructuración.
3. Marco legal de la deuda emitida bajo diferentes jurisdicciones legales (local vs. internacional) puede complicar el proceso. Las cláusulas de acción colectiva y otras disposiciones contractuales pueden facilitar o dificultar la renegociación.
4. Evaluación de la capacidad de pago, requerirá una evaluación detallada de la capacidad del país para generar ingresos futuros y cumplir con los pagos. Para ello los acreedores a menudo exigen reformas económicas como condición para la reestructuración.
5. La volatilidad política y la legitimidad del gobierno que está negociando. Los cambios en el liderazgo y las políticas gubernamentales pueden afectar la negociación. La credibilidad y la estabilidad del gobierno deudor son cruciales para generar confianza entre los acreedores.
6. La renegociación de la deuda puede ser un proceso prolongado, que a menudo toma meses o años, por lo que se requiere una buena coordinación entre las partes que con frecuencia implica múltiples rondas de negociación.
7. Todo proceso de renegociación tiene un impacto social y económico, con medidas de austeridad que afectan sobre todo a la población en situación de vulnerabilidad y a las clases medias que viven de sueldos que no aumentan y no reciben auxilios públicos. La incertidumbre y las medidas adoptadas durante la negociación pueden impactar negativamente en la economía del país a corto plazo.
Estos factores hacen que la negociación de deuda sea un proceso multifacético y desafiante, que requiere una planificación cuidadosa y una negociación hábil en manos de expertos y dirección política, con sensibilidad social y principios de derechos humanos.
La negociación de deuda conlleva varios riesgos que pueden afectar tanto al país deudor como a los acreedores. Identificamos aquí algunos de los más importantes:
1. Riesgo de incumplimiento y persistencia del default, si las negociaciones fallan, lo que deteriora aún más su situación económica y su acceso a mercados financieros.
2. Riesgo político, si hay cambios en el liderazgo responsable de la negociación o en las políticas gubernamentales puede alterar el curso de las negociaciones o anular acuerdos previos. Pero también las medidas de austeridad y las reformas económicas exigidas pueden desencadenar protestas y disturbios, desestabilizando aún más el país.
3. Riesgo económico de recesión prolongada, pues las medidas necesarias para reestructurar la deuda pueden profundizar la recesión, afectando la capacidad de crecimiento a largo plazo del país. La incertidumbre y las medidas económicas pueden llevar a la devaluación de la moneda, aumentando la carga de la deuda externa.
4. Riesgo de relación con los acreedores por tener intereses y expectativas diferentes, dificultando la llegada a un consenso. Estas diferencias pueden llevan a que algunos acreedores opten por litigar en lugar de negociar, lo que puede prolongar la resolución del problema y aumentar los costos legales.
5. Riesgo de imagen y reputación que se traduce en pérdida de confianza de los mercados internacionales, afectando su capacidad de atraer inversión extranjera en el futuro. La percepción negativa puede extenderse como un efecto contagioso a otros acreedores.
6. Riesgo de ejecución en la implementación de las reformas económicas y estructurales acordadas debido a la resistencia interna o a la falta de capacidad administrativa.
7. Riesgo de tipo de cambio, que conocen muy bien los venezolanos. Esas fluctuaciones en el tipo de cambio pueden alterar el valor real de la deuda y los pagos programados, complicando las negociaciones.
8. Riesgo legal por ambigüedades contractuales pueden llevar a disputas legales y como se mencionó antes, las diferentes jurisdicciones pueden complicar el proceso de arbitraje y resolución de disputas.
Estos riesgos resaltan la necesidad de una planificación cuidadosa, la transparencia en las negociaciones y la colaboración entre todas las partes involucradas para mitigar posibles consecuencias negativas durante el proceso de renegociación de la deuda.